La Asamblea General de las Naciones Unidas, ha establecido el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, esperando contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con esta condición y a promover una sociedad más inclusiva e igualitaria para las personas con Autismo. Este 2022, el compromiso se realza bajo el lema ‘un feliz viaje por la vida’.
La Dra. Andrea Mira Olivos, nos comparte a continuación algunas ideas.
Cuando hablamos del espectro autista (EA) hablamos de un grupo de condiciones heterogéneas del neurodesarrollo caracterizadas por dificultades en las interacciones sociales y conductas repetitivas con un inicio de los síntomas en la primera infancia (1). La presentación clínica de los síntomas y la etiología del EA es muy diversa. Existe un fuerte componente genético, ya que la concordancia para el diagnóstico del EA en gemelos monocigóticos es de hasta un 90% y para gemelos dicigóticos de un 30% (2). Sin embargo, solo entre el 5 y el 30 % de los casos del EA pueden explicarse por una mutación de un solo gen o por un reordenamiento genómico (duplicaciones o deleciones) (3).
Más recientemente, varios estudios informaron que hasta el 40% de los bebés con hemorragias y lesiones cerebelosas son diagnosticados dentro del EA. Estas hemorragias son más prevalentes en los bebés prematuros extremos, que nacen durante un período de desarrollo cerebeloso muy dinámico que abarca una expansión de tamaño de aproximadamente 5 veces, con un aumento en la complejidad estructural y reordenamientos notables de los circuitos neurales locales (4).
A lo largo de la historia, el autismo y la forma en que se ha abordado tanto su conceptualización, cómo el proceso diagnóstico y las intervenciones, ha evidenciado importantes cambios. Esto puede ser comprendido a través de los cambios y evoluciones que han ocurrido a nivel teórico, científico, social y cultural.
Las teorías del autismo se han abordado últimamente a través de las perspectivas sociales. Un ejemplo es el cambio progresivo que ocurrió en las décadas posteriores a la introducción del DSM III de un modelo médico a uno con un enfoque más social y biopsicosocial. Donde se empezaron a vislumbrar las barreras sociales y físicas que impedían o dificultaban la participación de las personas, patologizando y estigmatizando a la comunidad autista.
Esto se puede observar también en cómo año tras año se ha ido modificando la forma en que se usa un símbolo para representar a las personas del EA, partiendo con imágenes más centradas en el déficit y en un concepto lineal y estigmatizador, para pasar a un símbolo que representa al infinito y que incluye una amplia gama de colores. Es así como en la actualidad ya no solo se busca la concientización, sino que la aceptación del autismo comprendiendo y valorando su diversidad, y tomando conciencia de la relevancia de trabajar en conjunto con las personas del EA para tener una mejor y mayor comprensión del EA.
Extraído de: #ActuallyAustistic
Referencias
Andrea Mira Olivos. Terapeuta Ocupacional, Universidad de Chile. Magister en Salud Mental Infantil, Universidad del Desarrollo. Dra. en Ciencias del Desarrollo y Psicopatología, Universidad del Desarrollo. Áreas de Investigación: Trayectorias del desarrollo